viernes, 12 de enero de 2007

1: INVITACIÓN

De la boca negra del perro nocturno, de aquella enorme boca del aullido negro surge el viento otra vez…Árboles oscuros bambolean sus hombros y chorrea el viento sobre el lomo redondo del horno, allá en el campo, donde las chapas de zinc chirriaban desclavadas y donde, más allá dormían oscuras las sandías bajo el manto de las hojas. Que tras las ventanas verdes del comedor, niños se aprestaban a dormir mientras los perros le siguieran ladrando al viento que barre el campo. Es que la noche ha vuelto hablando su lenguaje. Comienza a deshilvanar viejas palabras. Insiste, resopla. Y la libertad del aire tiene algo de sábanas colgadas sacudiéndose sonámbulas. Tiene acentos de mágicos vuelos azules cuando refluja. Pues a veces se retira la noche y se pone recóndita. Silenciosa, para volver a renacer desde su fondo, cada vez más ancha y poderosa. De pronto estaba allí, despertando quizá de un tiempo interrumpido, en ese extraño lugar…¡Si uno pudiera entender lo que dice la noche cuando habla! Tal vez está diciendo que allá al costado del horno, todavía está detenido aquel ser y que hay caminos y que hay tiempos por debajo de este, para llegar. Se sacudía el vagón a lo largo de la planicie y era noche también. Vamos llegando al pueblo. Sí, allí está ciertamente aquella gente y el aire tiene ese perfume…El callejón se abre ancho en la noche, iluminado apenas por nubes indefinidas por debajo de la luna. Hay árboles altos a los costados y alguien camina hacia aquí… ya casi se adivina la silueta.Cuando se acercaba supe adivinar una sonrisa. Yo había estado esperando. Porque era jueves y las nueve de la noche… Él viene. No se de donde, pero viene… surgiendo de la vuelta del camino, allá en la cuesta.. Hamaca los hombros. Transita el viento, tal vez con alegría. Viene de más allá del horizonte. Siempre ha sido así. Y sé como va a vibrar su voz. -¡Es muy insondable esto!- Sonríe. Los higos, los nísperos maduran bajo la noche. Músicos lejanos dejan oír sus flautas deshiladas. Desde alguna casa cercana se oyen trozos de diálogos jugosos. En un terreno baldío abulta una vaca oscuramente. Vamos caminando.-Puede ser el baile de la parte alta del pueblo.-Sí.Un interior de pieza amarillenta cruza la calle con gentes dobladas en distintas posiciones de baile.-Contame.-Eran tres y faltaba uno, sabés. Así que… Bueno, ella era una tipa petisa y gorda que se rascaba la pierna porque andaba con no se qué.Sonreía, iluminado por el farol de querosén, entre otros que comentaban. A cada momento salía alguien y entraba otro. La ventana abierta echaba bocanadas de intemperie y él precipitaba la situación rápidamente.¿Por qué cruzaríamos ahora aquel alambrado? Tal vez fuera nuestra intención llegar y aun cruzar las vías férreas…. Nos detuvimos junto al bulto de un gran árbol a armar y encender cigarros. Un mechón de pelos se le resbaló desde la frente. Con un giro de la mano lo recogió. Reía. Seguramente muchas ideas bullían en su cabeza y la noche se mostraba tan extensa y alta que nadie podía saber las vueltas que por ella era posible dar… Por eso quiero entrar por la boca negra de ese perro. Porque por el cielo andan los enormes pescados del tiempo enorme y esta noche andan viejas bailando entre los arbustos y se sienten talones de niños desnudos bajo los árboles del patio.La yesca prende la noche con su luz blanca. Las bayas maduras revientan su madurez y un milico de hojalata se ilumina en una esquina desierta. Maruja despliega el abanico de su pollera cuando gira y viene con su charla de cotorra. Se prenden las radios. Porque va a haber baile bajo las enramadas, mientras lluevan las glicinas y los zapatos se coman irremediablemente los escarpines blancos. Habrán corridas de embolsados por las veredas y las mujeres que tengan trenzas amasarán bizcochos sobre sus faldas. Tan, tan. Campanas de amanecer un día de fiesta. Cortan rebanadas de pan para untar con manteca mientras todo el pueblo concurre al festival…La noche se prendía desde la yesca blanca hasta el verde profundo que se iluminaba a cada chispa. Entre ellas, la oscuridad de bajo las copas, se extendía como una cortina vertiginosa que volvía todo a la noche. Un perro comenzó su largo aullido, que como una canoa, se fue deslizando tras el halo de la luna. El cielo entonces, de pura tristeza, derritió su bruma sobre los postes del teléfono y como si fuera o pudiera ser de talco, la luna asomó una límpida mejilla desde tras las nubes. El talco fue cayendo. Las casuchas del pueblo, con toda sencillez fueron prendiendo la fosforescencia de sus encalados y la luciérnagas sus farolitos en los baldíos.Porque era aquella manera de doblarse él sobre la yesca, y aquella manera de succionar lo que iba prendiendo la cal de la noche sobre el pueblo.Alguien por ahí templaba una guitarra mientras en los patios exhalaban los jazmines…Las cosas giraron una vuelta de ronda. Picaron, se aquietaron expectantes. Mediavuelta. Brazos en jarra.. Ahora muchachas derraman el agua de los cántaros en la esquina. Lunas derretidas por el piso. La casa de enfrente prende su ventana y un señor serio aparece por su puerta. Arriba la luna lleva tres estrellas de escolta. Abajo alguien dispone cáscaras de banana en el suelo y las salta hacia delante y atrás. Señoras con dientes de oro hacen semicírculos, chillan y ríen. Una ronda de borrachos arrastra tambaleante un canto obsceno. Pasa un milico y otro y otro más, tocando pito y corriendo azules con sus botones de lata por el medio de la calle…La yesca prende el borbotón de la llama, los leños crepitan humosos y las copas verdes se agitan mansamente en el momento en que levanta su cabeza con expresión triunfal.-Si vamos por el callejón del montecito podremos ver de qué se trata..El callejón era la espalda del pueblo, bajaba y se volvía arenoso al acercarse al monte. Era cruzado por un hilo de agua. Sobre el cerco de la última casa asomaban las ramas de un gran paraíso y hacia delante, solían detenerse las lechuzas a vigilar a quienes pasaban. …y en un rincón estaba ella, la gorda, sentada en un banquito. Godoy entró y trancó la puerta. –Venía con los bigotes encrespados.- Cuando Gregorio lo vio venir se escurrió por la ventana de la cocina… El ramaje del montecito se sacudió, tal vez anduviera por allí algún zorro de los que  venían al pueblo atraídos por el olor de los guisos…o los gallineros. Podría ser esa la casa en la que una vez estuve. Un montón enorme de lana para hacer un sólo colchón. El vaso de agua con flores pintadas. La niñita que entró temerosa, me miró y se fue. A la tarde el mantel de hule agrietado. La tasa de café con leche. La cartera de la escuela con el fondo descocido por donde asomaban los lápices. ¿Se trataría del mismo Arévalo? Sentados en el pasto de la vereda sentían las notas estiradas de la música sonando cerca, pero era un tiempo de remanso con el fuego de los cigarros encendidos en alternancia bajo las copas, mirando las luces amarillentas de las ventanitas, oliendo un resto de humedad, que tras el aguacero de la tarde, rezumada todavía de la tierra.De vez en cuando una brisa acariciaba las plantas de algún jardín olvidado por sus gentes que, dentro de las casas, conversaban al hálito de las lámparas. En los canteros de hortalizas se movían tiras de trapo a lo largo de piolas que remedaban banderines de barcos.Una mujer de magras carnes salió al patio a recoger algo. Tal vez astillas para el fuego. Por la puerta que ha dejado abierta se sienten voces. Son voces jóvenes.-…qué le vas a hacer. Todos se van. A la larga todos… En la oscura noche de invierno partía el tren con sus maderas húmedas. Los muchachos, apretados en los asientos, intentaban ver a través del agua que corría por los vidrios, afuera, la tierra que se mojaba resignada. Había entonces algo, que aunque no se viera, se elevaba por sobre el cielo lluvioso y nocturno del pueblo. Lo mismo que se expandía dentro de los pechos. Porque todo aquello que pudiera parecer tan soso…Por debajo de todo aquello…Ah, que hay otras maneras de caminar las calles y beber las luces de las esquinas desiertas. Los cercos de madreselva, contienen otra cosa que miedo. Hay oscuridades para que se acuesten parejas juveniles cuando se expande ese olor que llama: “Vení, aquí estoy, te espero.” Los niños ya se han dormido en la redondez de la luna. Ahora las puertas se abren y se cierran sigilosas. Un país arábigo camina con zapatos de género mientras ocurre algo en la calle. Un alma pasa con sus blancas sábanas que rozan la piel de los despiertos. A la medianoche suenan campanas. El cura se ha puesto camisón. La gente se acerca cuchicheando. Han abierto las puertas de la iglesia y hay luz en ella. La iglesia toda prendida y abierta en la medianoche y todos los santos. Parejas caminan lentamente por el estrecho sendero hacia el altar. Suenan las campanas en el día de la medianoche. Mujeres con diente de oro rezan maliciosas en el día de la medianoche mientras una gorda puta toca el órgano…¿Y vos, lo sabías? ¿Sabías que a la medianoche hay un día blanco que se prende sigiloso? Buenos días. Buenas noches.La luna se ha puesto amarilla y raspa el alma mientras alguien mata a alguien en una calle oscura. Un perro muerde, un niño grita….Otra vez ladran los perros. Porque la luna está herida en un costado y llueve sangre sobre los perros que se lamen. En un jardín huele un limonero en flor. Junto a él un niño se ha quedado jugando sin advertir que se ha terminado el día. De pronto se apagan las luces de la casa. Queda sólo iluminado por la lechosa luz de la luna entre medio de las hojas y las plantas… Pero la música repica ahora con renovado acento y la luna navega graciosa entre nube y nube. Las ventanas se prenden y apagan y las paredes del horno están cálidas pues cocina bizcochos para todos. Hay ritmos de cascos y suecos de madera. Los tenedores golpean los fondos de las ollas. Un, dos, tres. Un salto nos pone en marcha otra vez. El arregla su cinto y ríe. Lo negro de su pelo brilla. Tiene manos de ahorcar gallinas para cocinar en la olla grande. Patea piedras. Tiene ganas de saltar. Sus manos describen curvas infinitas en el aires, como machetes de acero cortando tajadas de cielo.¡ Jo jo, ja ja! Sus dientes blancos brillan eléctricos. Ha chupado la electricidad negra de la tierra y ahora la tiene entera entre sus miembros. Por eso brinca  y se aleja por las curvas del camino. (Esta es una historia continuada. Sería aconsejable leerla desde el post n. 1) Technorati Profile

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno che. Mirá, lo empecé a leer con el lado racional del cerebro (porque era prosa) y se me empezó a anudar.Después vi que era un tipo de prosa nuevo para mi. Así como un dia empezaron a hacer pintura abstracta y "complicaron" la vida de la gente, ahora vengo a encontrar aquí una cosa que llamaría de "prosa abstracta" o "poesía en prosa". Si lo lees con con el lado correcto de la cabeza se disfruta un montón, si lo lees con el otro estás como Manolito con un cuadro de Picaso.
Dale, seguí escribiendo, algún dia el mundo te va a entender, y si no que se jodan....jaja